jueves, 9 de marzo de 2017

“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá”


“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá” (Mt 7, 7-12). Jesús nos garantiza que, si pedimos, se nos dará; si buscamos, encontraremos; si llamamos, se nos abrirá. Es Palabra de Cristo, lo cual quiere decir “Palabra de Dios”, porque Cristo es Dios. Jesucristo nos anima a pedir, a buscar, a llamar, con la certeza total de que seremos escuchados y nuestras peticiones serán atendidas: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá”. Entonces, como es “Palabra de Dios”, estamos más que seguros de que lo que pidamos, se nos dará; lo que busquemos, encontraremos, y cuando llamemos, se nos abrirá. Pero entonces, se nos presenta un dilema: ¿qué pedir?, ¿qué buscar?, ¿adónde llamar?

Llevados de la mano de María, como un niño pequeño es llevado por su madre, amorosa, pidamos, busquemos y llamemos: pidamos participar de la Pasión de Jesús en cuerpo y alma; busquemos vivir en gracia y postrados ante la cruz, besando con amor y devoción sus pies ensangrentados; toquemos a las puertas del sagrario, llamemos al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, le pidamos entrar en Él a través de su Costado traspasado, y quedémonos ahí, para siempre.

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