(Domingo
V - TC - Ciclo B – 2018)
“Queremos ver a Jesús” (Jn 12, 20-33).
Unos griegos –paganos- se acercan a Felipe y le dicen: “Queremos ver a Jesús”.
Felipe va a Andrés y juntos llevan a los griegos ante Jesús, el cual les
profetiza su Pasión y muerte en cruz: “Cuando yo sea levantado en alto sobre la
tierra, atraeré a todos hacia mí”. Felipe, que ya ha tenido un encuentro
personal con Jesús, sabe que eso -el encuentro personal con Jesús- es lo mejor
que puede sucederle a una persona en esta vida. A Felipe, el encuentro con
Jesús le cambia su vida para siempre y de tal manera, que ahora vive para
siempre en un Reino de felicidad celestial que jamás ni siquiera podría haber
imaginado. Felipe sabe quién es Jesús y por eso lleva junto con Andrés a los
griegos ante Jesús.
“Queremos ver a Jesús”. Hoy nuestros contemporáneos
nos repiten lo mismo, desean “ver a Jesús”. Al saber que somos cristianos,
nuestros contemporáneos nos piden que les mostremos a Jesús: “Queremos ver a
Jesús”. Muchos de nuestros prójimos “quieren ver a Jesús” porque aunque no
sepan muy bien quién es, igualmente quieren verlo, porque simplemente asocian
su nombre con algo “bueno”. Es decir, no saben que Jesús es “el único nombre
dado para la salvación del hombre” (cfr. Hch 4, 12) pero de
todos modos quieren verlo porque, o bien han sentido hablar de Él -como los
paganos del Evangelio-, o bien porque es la acción de la gracia la que,
actuando en sus almas, los impulsa a querer conocerlo y por eso acuden a
nosotros, los que llevamos el nombre de “cristianos”, para que los llevemos
ante Él. Y nosotros, los cristianos católicos, que tenemos al verdadero y único
Jesús, el Jesús de la Iglesia Católica, tenemos el deber de caridad y de
justicia de llevar a nuestros prójimos a ver a Jesús.
Sin embargo, debemos prestar mucha atención porque
hoy hay muchos “Jesús” que no son el Jesús católico y si enseñamos a nuestros
hermanos un Jesús no católico, estamos engañando a nuestros prójimos. ¿Cuál es
el “Jesús no católico”, al cual debemos conocer para no conducir al
engaño a nuestros hermanos? El Jesús no católico es el falso Jesús,
el Jesús no verdadero; el Jesús no católico o falso es el Jesús gnóstico o intergaláctico
de la Nueva Era; es el Jesús-hombre de los protestantes; es el Jesús Santón y gurú
de las sectas; es el Jesús pobrista y socialista de la Teología de la
Liberación marxista; es el Jesús pseudo-católico, que aprueba las uniones
pre-matrimoniales y las uniones contra-natura; es el Jesús pseudo-católico de
la Pascua sin Calvario, el Jesús que ríe todo el tiempo sin hacer nunca
referencia a la Cruz como camino a la Gloria.
El Jesús al que nuestros hermanos quieren ver y al
que nosotros debemos conducirlos, es al verdadero y único Jesús, el Jesús del
Credo de dos mil años de la Iglesia Católica; el Jesús que proviene del seno
del Padre desde la eternidad; el Jesús que es el Verbo y que como Verbo de
Dios, se encarnó en el seno virgen de María, por obra del Espíritu Santo y que
prolonga su Encarnación en la Eucaristía; el Jesús que nació de María Virgen
milagrosamente, dejando a su Madre intacta en su virginidad antes, durante y
después del parto; el Jesús que en Belén, Casa de Pan, nació del seno de María
Virgen para donarse cada vez, en la Santa Misa, Nuevo Belén, como Pan Vivo bajado
del cielo; el Jesús que es Dios en Persona, la Segunda de la Trinidad, que se
encuentra real, verdadera y substancialmente presente en la Sagrada Eucaristía;
el Jesús que es proclamado por el Padre en el Jordán y es glorificado por el
Padre en este mismo episodio del Evangelio: “Ya lo he glorificado y lo volveré
a glorificar”; el Jesús que resplandece de gloria divina en el Tabor y que se
cubre con su Sangre Preciosísima en el Calvario; el Jesús que es el “Camino, la
Verdad y la Vida”; el Jesús que es “Luz de mundo”, es el Jesús que, elevado en
lo alto sobre la cruz, atrae a todos hacia sí con la fuerza del Divino Amor, el
Espíritu Santo; el Jesús Eucaristía, ante el cual el Ángel de Portugal, el
Ángel de la Paz, se postra con la frente en tierra para adorarlo, antes de
darle en la Comunión a los Pastorcitos. Ése es el Jesús al que nuestros
prójimos quieren ver y no otro, porque cualquier otro Jesús, es un Jesús falso.
Como Felipe y Andrés, llevemos a nuestros hermanos a Jesús Eucaristía, el Jesús
católico, el único Jesús verdadero. No nos quedemos para nosotros ese tesoro
inapreciable que es Jesús en la Eucaristía, Jesús en la Santa Misa, Jesús en la
Adoración Eucarística y llevemos a nuestros hermanos hacia Jesús, pero no mediante
discursos, sino con caridad y santidad de vida.
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