“Yo Soy el Pan de
Vida” (cfr. Jn 6, 35-40). Jesús es
Pan de Vida eterna porque a quien lo recibe en la Eucaristía, le concede la
participación en la vida divina del Ser trinitario. A diferencia del pan
terreno, el pan hecho con harina de trigo y agua, que da vida solo en un
sentido figurado por cuanto evita la muerte por inanición y es para una vida
puramente material, el Pan de Vida eterna que es Jesús en la Eucaristía, parece
pan material pero no es pan material, sino el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo y alimenta, más que el cuerpo, el alma,
con la substancia humana glorificada unida hipostáticamente a la divinidad del
Verbo, más la substancia divina del Cordero de Dios. Es la razón por la cual
quien se alimenta de este Pan ya no tiene más hambre y sed de Dios, porque el
hambre y sed de Dios quedan sobreabundantemente saciadas.
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