miércoles, 18 de diciembre de 2019

“Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías para convertir los corazones de los padres hacía los hijos"




“Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos” (Lc 1, 5-25). El Ángel le anuncia a Zacarías el nacimiento del Precursor, el Bautista. Su tarea principal será la de predicar la conversión de los corazones, como requisito previo para el encuentro con el Mesías, que ya viene al mundo para rescatarlo y salvarlo del pecado, del demonio y de la muerte. La conversión es un requisito esencial para el encuentro con el Mesías: no puede encontrarse con Él, que viene en nuestra búsqueda, quien no tiene el corazón convertido o al menos no hace el esfuerzo por convertir su corazón de las cosas bajas de la tierra. La razón es que es incompatible el Mesías, que viene de lo alto, con la concupiscencia del corazón herido por el pecado original, que por esto se inclina a las cosas mundanas y terrenas. La tarea del Precursor será la de anunciar precisamente esta conversión, como requisito indispensable para que el alma pueda encontrarse con su Redentor, porque así el alma demuestra que quiere desapegarse de las cosas del mundo para aferrarse al Reino de los cielos.
La tarea de la Iglesia en Adviento es la misma tarea que la del Bautista: Ella actúa como la Precursora del Mesías, el que ha de venir para Navidad como Niño Dios. Quien no convierta su corazón  o quien no haga el esfuerzo por hacerlo, o quien no esté dispuesto a la conversión, ese tal no puede recibir al Mesías, que para que no le pongamos obstáculos, viene como Dios hecho Niño. Si viniera como Dios, en el esplendor de su majestad, con toda seguridad tendríamos temor en acercarnos a Él, pero como viene en forma de Niño, siendo Dios, nadie tiene excusas para no convertir su corazón y recibir entre sus brazos a Dios hecho Niño. Éste es el mensaje que nos deja la Iglesia en Navidad, para que preparemos nuestros corazones, para que sean otros tantos portales de Belén en donde nazca el Niño Dios por la gracia.

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