lunes, 16 de diciembre de 2019

La genealogía del Niño Dios



          El Evangelio describe la genealogía de Jesús, es decir, sus ancestros humanos. Puesto que la Biblia es, además de un libro religioso, un libro de historia, podemos de esta manera constatar que Jesús no solo fue un personaje histórico, es decir, que vivió en el tiempo y en el espacio, en la historia humana, sino que tiene ancestros, como todo ser humano y esos ancestros incluyen personajes tan ilustres como el Rey David. La genealogía nos muestra que la ascendencia de Jesús es santa, de estirpe hebrea y que en su sangre humana no hay sangre pagana.
          En realidad, este Evangelio debería ser leído en paralelo con los primeros versículos del Evangelio de Juan, en donde se describe la procedencia eterna del Logos, porque Jesús tiene una doble procedencia: una humana, que es la que describe el Evangelio de hoy, y una divina, del seno del Padre, que es la que describe el Evangelio de Juan.
          Con los dos Evangelios, el de la genealogía y el del Logos, la Iglesia nos da entonces un panorama completo acerca del Niño que ha de nacer en Belén, Jesús de Nazareth: ese Niño, aunque aparece como un niño más entre tantos, no es un niño más entre tantos: es el Niño Dios, es Dios hecho Niño sin dejar de ser Dios, para que nosotros, hechos niños por la gracia, nos hagamos Dios por participación.
          Con este Evangelio, más el Evangelio del Logos de Juan el Evangelista, es que debemos vivir tanto la etapa final del Adviento, como la Nochebuena: el Niño al que esperamos en Adviento y que vendrá para Navidad no es un niño humano, es el Niño Dios y a Él le debemos por lo tanto el honor, la gloria y la adoración, porque sólo a Dios se le adora. Ésta es la razón por la cual el Evangelio nos da la genealogía humana de Jesús: para que sepamos que, más que un niño santo, que desciende de una familia real, es Dios quien viene a nosotros para que nuestra vida sea un camino que nos conduzca al cielo.

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