sábado, 18 de julio de 2020

“Lo sembrado en tierra buena es el que oye la Palabra y da fruto”




“Lo sembrado en tierra buena es el que oye la Palabra y da fruto” (cfr. Mt 13, 18-23). La parábola del sembrador es explicada por el mismo Jesús: “Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta’’.
Ante esta parábola, debemos preguntarnos cómo es nuestro terreno, es decir, nuestro corazón, en donde cae la semilla de la Palabra de Dios, porque de cómo sea nuestro corazón -y por lo tanto, si da o no da frutos-, depende de nuestra libertad, de nuestro libre albedrío. Si decidimos vivir en gracia y apartarnos del pecado, ésa será la forma en la que la semilla de la Palabra de Dios dará en nosotros frutos de santidad.

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