sábado, 29 de mayo de 2021

“Cuando resuciten, los hombres serán como ángeles”


 

“Cuando resuciten, los hombres serán como ángeles” (cfr. Mc 12, 18-27). Los saduceos, que niegan la resurrección de los muertos, tratan de tenderle una trampa a Jesús, presentándole el hipotético caso de una mujer que se casa, sucesivamente, con siete hermanos, pues uno fallece después del otro. La pregunta de los saduceos pretende poner en ridículo a Jesús, porque si Jesús dice que hay resurrección, entonces, en el Cielo, la mujer sería esposa de los siete, lo cual es un absurdo. Lejos de quedar en ridículo, la respuesta de Jesús los deja a ellos en ridículo. Primero, les hace ver que no comprenden, ni la Palabra de Dios –que sí habla de la resurrección-, ni el poder de Dios –que es, en definitiva, quien producirá la resurrección al fin del mundo-: “No entendéis la Escritura ni el poder de Dios”. En esta simple frase de Jesús se encuentra la causa del error de los saduceos de negar la resurrección: ni entienden la Escritura, ni entienden el alcance del poder de Dios. Si entendieran las Escrituras y si fueran conscientes de la omnipotencia divina, verían con toda claridad que la resurrección está revelada y es una realidad debida, precisamente, al poder de Dios.

Luego Jesús pasa a revelar, en parte, el misterio de la resurrección, al contestarles la pregunta con la cual pretendían tenderle una trampa: en el Cielo, los hombres y las mujeres no se casarán porque, con sus cuerpos resucitados y glorificados, “serán como ángeles”: “Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles en el Cielo”.

“Cuando resuciten, los hombres serán como ángeles”. No debemos pensar que el error de los saduceos -error que en el fondo, además de incomprensión de las Escrituras y del poder de Dios es fruto de una visión puramente materialista del hombre que no considera que posea un alma inmortal- haya finalizado: por el contrario, este error materialista acerca del hombre, que considera que el hombre es sólo materia y que esta vida es la única vida por vivir y que luego de esta vida no hay vida eterna sino la nada, es un error que se ha generalizado, pero no solo entre los paganos, sino incluso, escandalosamente, entre los mismos cristianos católicos. Esto explica algunas conductas paganas entre los católicos, como por ejemplo el cremar el cuerpo, o el vivir al margen de la Ley de Dios y de los Sacramentos de la Iglesia: si no hay otra vida, si no hay resurrección de los muertos, entonces no tiene sentido vivir cristianamente, sino que hay que vivir según el dictado de las pasiones. Pero esta visión materialista, como lo dice Jesús, es consecuencia de no entender, ni las Escrituras, ni el poder de Dios y, en el caso de los católicos, es consecuencia de no haber entendido ni un ápice de la propia fe católica, contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario