“El Espíritu de la Verdad los guiará a la Verdad plena” (Jn 16, 12-15). Luego de cumplir su
misterio pascual de Muerte y Resurrección, Jesús enviará al Espíritu Santo, el
cual realizará, entre otras cosas, una obra específica, en la Iglesia y en las
almas: “guiará a las almas a la Verdad plena”. Esto es sumamente importante,
porque significa que la Iglesia Católica, receptora del Espíritu Santo, el
Espíritu de la Verdad, será la que posea la “Verdad Absoluta” acerca de Jesucristo
y de Dios. Entonces, el Espíritu Santo dirá la “Verdad Absoluta” acerca de
Jesucristo, que es lo que la Iglesia proclama en su Magisterio, esto es, que
Jesús es Dios Hijo encarnado, que prolonga su Encarnación en la Eucaristía, que
ha venido para salvar al mundo de los tres grandes enemigos de las almas, el
Demonio, el Pecado y la Muerte. Cuando venga el Espíritu Santo, dirá la Verdad
Absoluta acerca de la Iglesia Católica: la Iglesia Católica es la Esposa Mística
del Cordero, es la Barca de salvación, fuera de la cual no hay salvación
posible, porque a través de Ella los hombres reciben la gracia santificante,
por medio de los sacramentos.
“El Espíritu de la Verdad los guiará a la Verdad plena”.
Jesús es Dios y la Iglesia Católica es el Cuerpo Místico del Cordero, fuera de
la cual, no hay salvación posible. Es esto lo que dirá el Espíritu Santo a las
almas, cuando sea enviado por Jesús y por Dios Padre. Si alguien bautizado niega estas
dos verdades, reveladas por el Espíritu Santo y si alguien intenta relativizar
estas verdades, equiparando el Credo católico a religiones paganas
pre-cristianas –por ejemplo, las religiones indigenistas, en donde se deifica a
la tierra, a la que llaman “Pachamama”-, ese tal está negando al Espíritu
Santo, al Espíritu de Cristo y por lo tanto, es un anticristo y un discípulo
del Demonio.
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