“Vayan
por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se
bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado” (Mc 16, 15-20). Jesús resucitado y
glorificado se aparece a los Apóstoles y les da la orden que fundamenta la
actividad misionera de la Iglesia, que es anunciar el Evangelio a todo el
mundo. De las palabras de Jesús, se deduce que no es indiferente el anunciar o
no anunciar el Evangelio: quien crea y se bautice, se salvará, quien no crea y
no se bautice, no se salvará. A pesar de la luminosa claridad de las palabras
de Jesús, hay quienes se oponen a esta verdad, revelada por Jesucristo y se
oponen y niegan la actividad misionera de la Iglesia, llamándola
despectivamente “proselitismo”, cuando lo que la Iglesia hace es proclamar la
verdad del misterio salvífico de Jesucristo. Quienes se oponen a Cristo –y por
eso son anticristos- se oponen también al hecho de que sea absolutamente
necesaria, para la eterna salvación del alma, la recepción del Bautismo
sacramental y la Fe católica en Cristo como Dios Salvador: estos tales afirman
que el Espíritu Santo sembró “semillas de verdad” en las religiones paganas y
que por lo tanto quienes profesen el paganismo pueden salvarse, sin conocer a
Cristo y sin bautizarse, lo cual es una falsedad absoluta, proveniente del “Padre
de la mentira”, Satanás. Todo esto –sostener que las religiones paganas sean
capaces de salvar el alma- es un pensamiento anticristiano, que proviene del
Anticristo y de Satanás y que se opone a Cristo y a la Iglesia Católica en la
obra de la salvación de las almas; no en vano, uno de los nombres del Demonio
es el de “Adversario”, porque es adversario precisamente de esta Verdad
revelada por Jesucristo, esto es, la necesidad absoluta de recibir el Bautismo
y creer en Él como Dios, para salvar el alma.
“Vayan
por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se
bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado”. Las palabras
de Jesucristo fundamentan el dicho que afirma que “fuera de la Iglesia no hay
salvación” y esto es así, porque es absolutamente imposible que un alma se
salve sin la gracia santificante del Hombre-Dios Jesucristo. Quien afirme lo
contrario, quien afirme que alguien se puede salvar creyendo en ritos paganos,
como la Pachamama, ese tal es un anticristo y un discípulo del Demonio.
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