jueves, 10 de junio de 2021

El Padrenuestro se vive en la Santa Misa

 



         Jesús nos enseña una oración que, además de ser hermosa, tiene la particularidad de que se vive en la Santa Misa. Veamos por qué.

         “Padre nuestro que estás en el cielo”: en el Padrenuestro nos dirigimos a Dios Padre, que está en el cielo y si bien con su omnipotencia está Presente en todo tiempo y lugar –está presente en nosotros, dándonos el acto de ser, la existencia, la vida-, sin embargo, nosotros estamos en la tierra y Él sigue estando en el Cielo; en la Santa Misa, Dios Padre está Presente en el altar, porque es Él quien nos dona a su Hijo Jesús en la Eucaristía, que está en el altar, por lo que la Santa Misa es como si el Cielo bajara a nuestra tierra y a nuestro tiempo.

         “Santificado sea tu Nombre”: en el Padrenuestro pedimos que el Nombre de Dios Trino sea santificado, mientras que en la Santa Misa, Quien santifica el Nombre de Dios Trinidad es Dios Hijo encarnado, quien prolonga su Encarnación en la Eucaristía y renueva su Santo Sacrificio de la Cruz en el Santísimo Sacramento del altar.

         “Venga a nosotros tu reino”: en el Padrenuestro pedimos que venga a nosotros el Reino de Dios, pero es solo una petición, mientras que en la Santa Misa esa petición se hace realidad, porque el altar se convierte en el Cielo, donde está el Padre que nos dona a su Hijo en el Cáliz y en la Eucaristía, para donarnos su Amor, el Espíritu Santo; además, por la Santa Misa viene a nosotros algo infinitamente más grande y hermoso que el mismo Cielo y es el Rey del Cielo, Jesús Eucaristía.

         “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”: en el Padrenuestro pedimos que se haga la voluntad de Dios, mientras que en la Santa Misa se cumple la voluntad de Dios y Quien la cumple a la perfección por nosotros es Cristo Jesús, renovando sacramentalmente su Santo Sacrificio de la Cruz para salvarnos, que es la voluntad de Dios, el que todos nos salvemos.

         “Danos hoy nuestro pan de cada día”: en el Padrenuestro pedimos a Dios que nos dé el pan, es decir, el sustento de cada día, pero como somos una composición de cuerpo y alma, pedimos un doble sustento, corporal y espiritual; en la Santa Misa se cumple esta petición, porque Dios nos da, por su Providencia, el pan material, la comida de la mesa con la que alimentamos el cuerpo, pero también nos da el sustento espiritual, el Pan Vivo bajado del Cielo, la Sagrada Eucaristía, que alimenta nuestras almas con la substancia divina de Dios Trinidad.

         “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”: en el Padrenuestro pedimos perdón por nuestros pecados, al tiempo que hacemos la promesa de perdonar a quien nos haya ofendido; en la Santa Misa, esta petición se hace realidad, porque Dios Padre nos perdona de antemano, antes de que se lo pidamos, enviando a su Hijo a morir en la Cruz por nosotros, renovando su Santo Sacrificio sacramentalmente, en el altar. Además, nos da la fuerza divina para perdonar a quienes nos ofenden, al darnos como alimento el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, que está inhabitado por el Espíritu Santo.

         “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”: en el Padrenuestro pedimos la fuerza para no caer en la tentación y además el ser librados del mal, principalmente del mal personificado, el Ángel caído, Satanás; en la Santa Misa Dios nos concede las fuerzas más que suficientes para vencer a la tentación y al mal, al darnos como alimento el Cuerpo de su Hijo Jesucristo; además, no solo vence al Demonio, para siempre, aplastando la cabeza de la Serpiente Antigua con la Santa Cruz de Jesús y así nos libra del mal en persona, sino que nos concede la Fuente Increada de todo Bien celestial, el Pan Vivo bajado del cielo, el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.

         Por todo esto es que decimos que esa hermosa oración que es el Padrenuestro, se vive, en la realidad, en cada Santa Misa.

        

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