“Muchos
dirán ‘Yo Soy’, pero no se dejen engañar” (Lc
21, 5-11). Una de las señales antes del Día del Juicio Final será la
proliferación de sectas, cuyos fundadores se proclamarán como el Mesías. Es esto
lo que Jesús quiere decir cuando advierte que muchos dirán: “Yo Soy”, es decir,
pretenderán hacerse pasar por el Mesías en Persona.
Sólo
en los últimos años, han surgido multitud de fundadores de sectas, de falsos
mesías y falsos profetas, que se han auto-proclamado como los salvadores de la
humanidad. Ésta será una de las señales más claras de que están cerca los “cielos
nuevos y tierra nueva” profetizados en la Sagrada Escritura.
Algunos
de estos fundadores de sectas, falsos iluminados, propagadores de herejías,
difusores de mentiras, amantes del dinero, apóstatas, falsos visionarios, son: Jim
Jones, fundador de la secta “Templo del Pueblo”, ideólogo de uno de los
suicidios colectivos más grandes de la historia; José Luis de Jesús Miranda,
colombiano fundador de la secta “Creciendo en gracia” y de la “Iglesia del 666”,
quien se auto-proclama como “Jesucristo hombre”; David Koresh, fundador de la secta
de los davidianos, también auto-proclamado como Mesías; otros fundadores de
sectas son: Sai Baba, Sun Myun Moon, Ellen White, los anti-papas de la secta
Palmar de Troya, en España, los fundadores de la secta ocultista “Golden Dawn”
o “Amanecer Dorado”, etc., etc.
Los
ejemplos son innumerables, y dar una lista exhaustiva sería largo y engorroso. Lo
que se puede vislumbrar es que, si bien es cierto que desde que existe la
humanidad, se han erigido, a lo largo de la historia, individuos falsamente
iluminados, creedores de poseer la Verdad absoluta, la señal distintiva del
final de los tiempos será la sobreabundancia de estos fundadores de sectas,
correlativos al aumento de sus seguidores, quienes serán individuos que se dejarán
embaucar, porque rechazarán la luz de la fe y de la Verdad revelada en Cristo
Jesús. Esto será una señal del fin de los
tiempos, porque indicará una actividad inusitada, por el aumento de la
frecuencia y de la cantidad de apariciones de falsos líderes, de las fuerzas
del infierno. Serán tiempos de mucha confusión, de muchos errores, de muchas
medias verdades, que son siempre mentiras completas; serán tiempos en los que
cada cual creerá ser el dueño de la verdad, que será la verdad que él mismo se
inventará. Este espíritu de confusión, de error, de ignorancia y, en
definitiva, de maldad, será un indicativo de la presencia de los agentes del
infierno, que redoblarán sus esfuerzos por perder las almas, ante la inminencia
de la Llegada de Jesucristo, quien los encadenará para siempre en el Abismo.
“Muchos
dirán ‘Yo Soy’, pero no se dejen engañar”. Podemos decir que en nuestros días, las
señales de confusión, error, ignorancia, malicia, con respecto al verdadero y
Único Mesías, Jesucristo, se multiplican de modo alarmante. De todos modos,
nadie sabe “ni el día ni la hora”, por lo que debemos estar “alertas y
vigilantes”, como las vírgenes prudentes, o como el “servidor bueno y fiel” que
espera el regreso de su amo con la “lámpara encendida” y “haciendo su trabajo”.
Por otra parte, si bien no sabemos el día y la hora de su Segunda Venida, y si
bien debemos estar atentos a la misma, hay una Venida, intermedia entre la
Primera en humildad y la Segunda en Gloria, de la cual sí sabemos el día y la
hora, y es su Llegada oculta en el velo sacramental, la Eucaristía: llega el
día y la hora en que se celebra cada Santa Misa, y si para la Segunda Venida
debemos estar preparados, mucho más lo debemos estar para esta Venida
intermedia, sacramental, anticipo del encuentro cara a cara con el Mesías, en
la eternidad.
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