jueves, 25 de abril de 2013

"Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida"


“Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 1-6). Jesús en la Eucaristía es el Camino, la Verdad y la Vida.
Jesús en la Eucaristía es el Camino que conduce al cielo, porque la Eucaristía contiene algo infinitamente más grande que los infinitos cielos, y es el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, Puerta de las ovejas, abierta a los creyentes por el lanzazo en la Cruz, Puerta que conduce al seno mismo de Dios Padre.
Jesús en la Eucaristía es el Camino que conduce a la Casa del Padre, Casa que tiene muchas habitaciones, porque por esta Puerta abierta que es el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, cuando se traspasan sus umbrales, se ingresa allí donde el Padre tiene su morada, se ingresa en la Casa del Padre, allí donde Cristo fue a prepararnos una habitación. Quien comulga la Eucaristía ingresa ya, por anticipado, a la habitación de la Casa del Padre que Jesús preparó con su muerte en Cruz y resurrección.
Jesús en la Eucaristía es el Camino que nos conduce a la comunión de vida y Amor con Dios Padre, porque nadie va al Padre si no es por este Camino, que en el Padre inicia y en el Padre finaliza. Jesús en la Eucaristía es el Pontífice máximo que nos une con Dios Padre, porque Él está en el Padre desde la eternidad, por la divinidad, y nosotros estamos en Él, al compartir la humanidad por la Encarnación, y Él está en nosotros por el Sacramento del Altar[1]. Quien se une a Cristo por la Eucaristía, se une a Él en su Cuerpo y recibe de Él su Espíritu que inhabita en su Cuerpo y por su Espíritu es hecho un mismo cuerpo y un mismo espíritu con Cristo, y así es conducido a la unión en el Amor con Dios Padre.
Jesús en la Eucaristía es la Verdad, porque Él es la Verdad Subsistente, es la Verdad en Acto Puro de Ser; es la Verdad en sí misma, la Verdad en Persona, la Verdad que sin sombra alguna de error nos habla de lo que “vio y oyó” en la eternidad, y lo que vio y oyó en la eternidad es que Dios Padre nos ama con Amor de locura y quiere que seamos sus hijos y que todos nos salvemos por la fuerza de la Cruz de Cristo.
Jesús en la Eucaristía es la Verdad que debe ser conocida y amada si alguien quiere salvarse, porque solo quien escucha a Cristo, Verdad encarnada de Dios, se niega a sí mismo, carga la Cruz de cada día, sigue a Cristo por el Camino del Calvario y es crucificado y muere cada día, para resucitar por la gracia a la vida nueva de los hijos de Dios.
Jesús en la Eucaristía es la Verdad sin mezcla de error alguno, cuya pureza inmaculada debe ser mantenida y proclamada aun a costa de la propia vida, porque nada impuro debe contaminar esta Verdad; ningún error, ninguna mentira, ninguna falsedad, puede subsistir delante de Dios que es Verdad absoluta. Jesús en la Eucaristía es la Verdad de Dios, es Dios que es Verdad en sí mismo, y por eso no pueden tener parte ni estar delante de Dios ni participar de la comunión quienes aman la mentira, quienes proclaman el error, quienes calumnian y difaman, porque todo eso viene del Padre de la mentira, el Diablo o Satanás, que fue excluido de la Presencia de Dios por ser mentiroso y homicida desde el principio.
Jesús en la Eucaristía es la Vida, porque Él es la Vida Increada, la Fuente de toda vida creada, y la Vida eterna que se comunica a los hombres, Vida que fluye como de su fuente del Ser trinitario y se derrama incontenible sobre los hombres a través de la herida de su Corazón traspasado.
Jesús en la Eucaristía es la Vida que debe ser vivida, porque el que se alimenta de este Pan que es Vida eterna, vive su vida terrena ya no más con su vida humana, creatural, sino con la vida de la gracia, la vida participada de la Santísima Trinidad, y así vive, ya en anticipo, desde esta vida, la vida de los hijos de Dios, que es la vida del Reino de los cielos.
Jesús en la Eucaristía es la Vida eterna, Vida por la cual se debe dar la vida terrena, para que muera el hombre viejo y viva el hombre nuevo, el hombre que es una nueva creación, el hombre que ya no es más simple creatura, sino hijo adoptivo de Dios. Jesús en la Eucaristía es Vida eterna, Vida que con su fuerza sobrenatural y divina ha vencido para siempre a los poderes oscuros del infierno, poderes que son muerte y desolación. Jesús en la Eucaristía es Vida que debe ser consumida en la comunión eucarística, porque quien se alimenta de este Pan Vivo que es la Eucaristía, vive ya desde la tierra con el corazón puesto en el cielo, y así esta vida terrena, que es muerte porque no es vida, se convierte anticipadamente en vida celestial vivida en la tierra.
Jesús en la Eucaristía es Camino, Verdad y Vida.



[1] Cfr. Tratado de San Hilario, obispo, Sobre la Santísima Trinidad, Libro 8, 13-16: PL 10, 246-249.

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