“Yo
Soy la Puerta de las ovejas” (Jn 10,
1-10). Jesús no sólo es Pastor, sino también la "Puerta de las ovejas": así como las
ovejas entran y salen del redil por la puerta, sintiéndose seguras, porque
entran refugio cuando entran y pasto cuando salen, así las ovejas del rebaño de
Cristo, que son las almas.
Jesús
es la Puerta de las ovejas, por donde entran las ovejas que son las almas, y
así, quien entra por la Puerta abierta de los cielos, que es el Sagrado Corazón
traspasado de Jesús, encuentra el refugio seguro contra el Lobo Infernal,
porque en ese Corazón Divino está protegidas de las acechanzas del enemigo
mortal de las almas.
Jesús
es la Puerta de las ovejas, por donde salen las ovejas que son las almas, y
así, quien sale de este mundo, a través de la Puerta de las ovejas, el Sagrado
Corazón de Jesús, al cielo, encuentra el pasto verde y el agua fresca del Amor
de Dios y su gracia santificante, que sacian el hambre y sed que de Dios tiene
toda alma humana. El que sale de de este mundo y entra por la fe, el Amor y la
comunión eucarística a través de la Puerta abierta de los cielos, el Corazón Eucarístico
de Jesús, ingresa en la comunión de vida y Amor con las Tres Divinas Personas
de la Santísima Trinidad, porque solo Jesús Eucaristía es el Camino que conduce
a Dios Trino, la Verdad absoluta de la Divinidad y la Vida misma del Ser
trinitario.
Por
esto es que Jesús dice: “Yo Soy la Puerta de las ovejas (…) el que entra por mí
se salvará”. Si alguien intenta entrar en los cielos por otra puerta que no sea
Cristo Jesús, no lo logrará; si alguien intenta salir de este mundo por otra
puerta que no sea el Sagrado Corazón de Jesús, no lo logrará; si alguien intenta
salvarse pasando por otra puerta que no sea el Sagrado Corazón Eucarístico de
Jesús, no lo logrará.
Jesús
advierte acerca de los falsos cristos, que son solo “ladrones y asaltantes”,
que entran en el redil, no por la puerta, es decir, la fe verdadera en Él, sino
“por otro lado”; estos falsos cristos son “extraños” y las ovejas “no los
siguen” porque “no conocen su voz”. Jesús advierte claramente acerca de estas
falsas puertas, por las cuales se ingresa no a la comunión de vida y amor con la
Trinidad, sino a la comunión con seres de la oscuridad, los ángeles caídos. Esos
falsos cristos y por lo tanto, falsas puertas, son los cristos de la Nueva Era,
New Age o Conspiración de Acuario:
Maitreya, Buda, el Cristo cósmico o Tercer Cristo, el Cristo extra-terrestre, el
Cristo meramente hombre, el Cristo galáctico, el Cristo que antes de serlo fue
San Miguel Arcángel, como enseña falsamente la secta de los Testigos de Jehová, el Cristo
gnóstico, el Cristo Avatar, el Cristo de las religiones orientales, el Cristo falso
de las sectas, como el de los Mormones.
Hoy
existe una multitud de falsos cristos que intentan “confundir a la humanidad
entera y aun a los elegidos”, los bautizados en la Iglesia Católica.
“Yo
Soy la Puerta de las ovejas”. Solo Cristo Jesús, el Jesús proclamado por la fe
de la Iglesia Católica, el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad, que
se encarnó en el seno de María Virgen; el Jesús de Nazareth que dijo de sí
mismo que era Dios y obró milagros prodigiosos con su propio poder, el poder de
Dios; el Cristo que murió realmente, con su Cuerpo físico, en la Cruz, y que
resucitó realmente, con su Cuerpo físico glorificado, el Domingo de
Resurrección; el Cristo que prolonga su Encarnación y Resurrección en la
Eucaristía; el Cristo proclamado por la multitud de ángeles y santos en la
Jerusalén celestial, solo ése, es el Verdadero y Único Cristo, la Puerta
abierta a los cielos, por la cual las ovejas, las almas, entran en comunión de
vida y amor con las Tres Personas de la Santísima Trinidad.
Todos
los otros falsos cristos de la Nueva Era son “extraños”, “ladrones y asaltantes”,
y nunca deben ser seguidos por los hijos de Dios.
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