martes, 12 de abril de 2016

“Yo soy el pan de Vida”


“Yo soy el pan de Vida” (Jn 6, 30-35). Ante la afirmación de los judíos de que sus padres habían recibido de Moisés el “pan bajado del cielo”, Jesús les responde diciendo que el verdadero maná no es el que les dio Moisés, sino el que da su Padre -“mi Padre les da el verdadero pan del cielo”- y a continuación les revela que Él en Persona es ese verdadero pan del cielo: “Yo Soy el Pan de Vida”. Aun siendo de origen celestial y divino, el maná recibido en el desierto por mediación de Moisés era solo una figura del Verdadero Maná, Jesús, el Hijo de Dios: el maná del desierto sólo alimentaba el cuerpo, para una vida terrena y sólo permitía atravesar el desierto de arena para llegar a la Jerusalén celestial; el Verdadero Maná, el Cuerpo y la Sangre de Jesús resucitado en la Eucaristía, alimenta el alma, para la vida eterna, y es el que permite atravesar el desierto de la vida en dirección a la Jerusalén celestial, la Ciudad Santa del Reino de los cielos, en donde reina, majestuoso, el Cordero de Dios. Jesús en la Eucaristía es el Pan de Vida eterna, el verdadero Pan bajado del cielo, que nos concede la vida misma del Ser trinitario divino, la vida eterna, que nos permite vivir, en anticipo, ya desde el desierto de esta vida temporal, la vida de la gloria que habremos de vivir, por su Misericordia, en el Reino celestial.


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