“Los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus
negocios que los que pertenecen a la luz” (cfr. Lc 16, 1-8). ¿Por qué Jesús alaba al administrador infiel? En realidad,
lo que Jesús alaba no es al administrador infiel ni a su infidelidad, sino a su
astucia. Es decir, en esta parábola debemos estar bien atentos a su estructura,
desarrollo y desenlace, para no equivocarnos en lo que Jesús nos quiere
enseñar. Como decíamos, Jesús no alaba ni al administrador infiel, ni a su
infidelidad –esto sería alabar el mal, lo cual no es compatible con la santidad
y sabiduría de Jesús-, sino que alaba su astucia, empleada para granjearse
amigos para cuando sea despedido a causa de su mala administración. Es por esta
astucia, que el administrador infiel se granjea amigos para cuando sea
despedido por su amo, como consecuencia de haber sido sorprendido in fraganti
en su mala administración.
“Los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus
negocios que los que pertenecen a la luz”. El mal nunca es ejemplo de nada,
pero en este caso, no debemos aprender del mal –la infidelidad y mala
administración del administrador infiel-, sino de su astucia, la cual, si es
usada bien, es una buena cualidad. En el administrador infiel debemos vernos
nosotros, que no sabemos administrar correctamente el mayor bien que nos confía
Dios y es la gracia santificante, puesto que con frecuencia, preferimos el
pecado antes que la gracia. Seamos astutos como el administrador infiel y
hagámonos de amigos que nos ayuden para cuando seamos despedidos, es decir,
para cuando salgamos de esta vida terrena e ingresemos en la vida eterna:
obremos la misericordia con nuestros prójimos, que así rezarán por nosotros y
ofrezcamos oraciones, sufragios, ayunos, oraciones y penitencias por las
Benditas Almas del Purgatorio, tanto cuanto seamos capaces, para que ellas
intercedan por nosotros en la hora de nuestra muerte y así podamos entrar en el
Reino de los cielos.
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