“¡Hijo
de David, compadécete de nosotros!” (Mt
9, 27-31). Dos ciegos, al escuchar que Jesús pasa cerca de ellos, le piden que
les cure su ceguera. Antes de hacerlo, Jesús les pregunta si creen que Él puede
hacerlo, es decir, les pregunta si tienen fe en Él, como Dios omnipotente. Los
ciegos le dicen que sí creen, Jesús toca sus ojos y éstos recuperan
milagrosamente la vista. Además del milagro de curación corporal en sí, que
demuestra su condición de ser el Hijo de Dios encarnado, la curación de los
ciegos tiene una connotación espiritual: la ceguera representa al alma que no
posee la gracia santificante y que por lo tanto no ve a Jesús como Redentor; el
hecho de que los ciegos se dirijan a Jesús y le den un título mesiánico, “Hijo
de David”, indica que han recibido ya la gracia que los acerca a Jesús; pero
Jesús no les concede de inmediato la curación, sino que los pone a prueba, les
pregunta si “creen en Él” y ellos le dicen que sí: esto significa que también
el alma, que primero no cree en Jesús, pero luego recibe la gracia de creer en
Él, debe hacer, de su parte, un acto de libertad, aceptando esa gracia y
aceptando a Jesús como a Redentor. En otras palabras, el alma debe, libremente,
reconocer que Jesús es el Salvador y que Él, Presente en la Eucaristía, es el
mismo Jesús del Evangelio, el mismo Jesús que está glorioso y resucitado en los
cielos y el mismo Jesús que ha de venir al fin de los tiempos, a juzgar el
mundo.
“¡Hijo
de David, compadécete de nosotros!”. También nosotros somos ciegos
espirituales, desde el nacimiento, pero hemos recibido la gracia en el Bautismo
sacramental, de creer en Jesús como Salvador y como Dios encarnado y también
como los ciegos, tenemos necesidad de aceptar libremente a Jesús como a nuestro
Salvador y Redentor personal. Por eso, también nosotros, como los ciegos del
Evangelio, debemos acercarnos a Jesús Eucaristía, debemos postrarnos ante su
Presencia y decirle: “¡Jesús Eucaristía, Dios Hijo encarnado, creo en Ti como
Dios oculto en el Sacramento del altar, cura mi ceguera espiritual!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario