“Nadie va al Padre sino por
Mí” (Jn 14, 1-6). La única vía de
acceso a Dios Padre, es Dios Hijo, que se dona a sí mismo en la Cruz y en la Eucaristía.
En su
donación de sí, Cristo insufla el Espíritu Santo, quien a su vez une al alma a
Cristo, y en Cristo esta es llevada a Dios Padre.
De esta
manera, el Espíritu Santo, infundido por Cristo desde la Cruz y la Eucaristía, cumple un
movimiento descendente y luego ascendente: descendente, por el cual llega al
alma, y ascendente, por el cual introduce al alma en Cristo, para que Él la
conduzca a Dios Padre.
Y la
intercesora poderosísima entre el Espíritu Santo, soplado por Cristo, y el
alma, es María Santísima.
Éste es
el único camino espiritual para llegar a Dios Padre, de donde se ve que el
Santo Rosario y la Santa Misa,
son los únicos caminos válidos para el católico.
Todo
otro pretendido camino espiritual, diferente, que pretenda poner en contacto
con la divinidad, como los que propone el neo-paganismo de la
Nueva Era, como por ejemplo: reiki, yoga,
iridología, acupuntura, medicina holística, astrología, uso de cristales,
ocultismo, canalización, adivinación, meditación trascendental, tantra, etc., es sólo engaño de Lucifer.
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