jueves, 25 de abril de 2019

Sábado de la Octava de Pascua


Resultado de imagen para jesus resucitado se aparece a los discipulos

(Ciclo C – 2019)

         “Les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado” (Mc 16, 9-15). Jesús se aparece al Colegio Apostólico, a los Once discípulos y lo primero que hace es reprocharles el hecho de no haber creído a quienes habían afirmado haberlo visto resucitado. En efecto, antes de los Once, Jesús se aparece a María Magdalena y luego a los discípulos de Emaús, y tanto María Magdalena como los discípulos de Emaús les cuentan que han visto a Jesús resucitado, pero los Apóstoles “no les creyeron” y es esta incredulidad la que Jesús les reprocha: “Les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado”. Luego de hacerles este reproche, les encomienda a los Once y en ellos a toda la Iglesia, que difundan por el mundo la Buena Noticia de su resurrección: “Y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”.
“Les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado”. En nuestros días, la situación narrada por el Evangelio se repite no una, sino cientos de veces al día, todos los días, en todo el mundo, porque Jesús no se aparece visiblemente con su Cuerpo resucitado, pero sí se aparece, con ese mismo Cuerpo resucitado, a los ojos de la fe, en la Eucaristía. Y al igual que los Apóstoles se mostraron incrédulos frente a quienes les narraban haberlo visto resucitado, esa incredulidad se repite hoy en muchos países que antaño fueron cristianos. La incredulidad acerca de Jesús resucitado, vivo y glorioso, Presente en Persona con su Cuerpo glorificado en la Eucaristía se ha vuelto un hecho tan generalizado, que se ha convertido en una apostasía masiva y es la causa de la deserción de tantos católicos, que abandonan su Iglesia, ya sea para dejarla por el mundo o bien por otras iglesias o religiones. La incredulidad se acompaña de dureza de corazón; la falta de fe se acompaña de frialdad y falta de caridad, de ahí la violencia que día a día se vive en nuestros días. Somos los católicos los que debemos dar fe de la Presencia real de Jesús resucitado en la Eucaristía, más que con palabras, con obras de misericordia. Jesús no se nos aparece visiblemente, pero sí se nos manifiesta, invisiblemente, insensiblemente –en el sentido de que no puede ser captado por la sensibilidad- en la Eucaristía, por lo que es “visible” con los ojos de la fe. Si Jesús se nos apareciera visiblemente, ¿qué nos diría? ¿Nos reprocharía también por nuestra incredulidad y nuestra dureza de corazón? Si creemos en Jesús resucitado y en su Presencia eucarística, entonces obremos en consecuencia la misericordia para con el prójimo más necesitado y así estaremos dando testimonio de su resurrección y de que Él está vivo y glorioso en la Eucaristía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario