viernes, 24 de abril de 2020

“Trabajad por el alimento que perdura para la vida eterna”




“Trabajad por el alimento que perdura para la vida eterna” (Jn 6, 22-29). La multitud que había recibido el milagro de la multiplicación de panes y peces busca a Jesús y es por eso que todos se dirigen a Cafarnaúm, en donde lo encuentran. ¿Por qué buscan a Jesús? ¿Porque se dieron cuenta del milagro que hizo al multiplicar panes y peces y se dieron cuenta que Él es el Hombre-Dios? No, no lo buscan por esa razón, sino por algo más terreno: porque Jesús les satisfizo el hambre corporal; lo buscan porque sació el hambre del cuerpo, no porque hayan visto una señal sobrenatural en la multiplicación.
Jesús se da cuenta de esto; Jesús se da cuenta de que lo buscan, no porque hayan visto en Él al Hombre-Dios, que hacía milagros no sólo para satisfacer el apetito corporal, sino para darles un mensaje sobrenatural -el milagro de la multiplicación de panes y peces es anticipo del milagro eucarístico, en el que el pan y el vino se convierten en su Cuerpo y Sangre-; Jesús se da cuenta que lo buscan porque quieren que Jesús les satisfaga su hambre corporal, quieren tenerlo con Él para que vuelva a hacer el milagro de la multiplicación de panes y peces cada vez que tengan hambre. Tienen una visión meramente terrena y temporal de Jesús y sus milagros; no han sido capaces de comprender el mensaje sobrenatural que Jesús ha querido enviarles al hacer la multiplicación de panes y peces.
Jesús quiere sacarlos de su inmanentismo, de su visión horizontal y terrena y es por eso que les dice: “Trabajad por el alimento que perdura para la vida eterna”. ¿Y cuál es el alimento que perdura para la vida eterna? No es otro que la Eucaristía. En otras palabras, Jesús le dice a la multitud que no se preocupen por los panes y los peces, por el hambre corporal, sino que se preocupen por el hambre espiritual, hambre de Dios Trino que se sacia única y exclusivamente con la Eucaristía, que es Pan de Vida eterna y es Carne del Cordero de Dios.
“Trabajad por el alimento que perdura para la vida eterna”. También a nosotros Jesús nos da el mismo mensaje: si nos esforzamos por trabajar para ganar el pan de cada día y así alimentar el cuerpo, con mayor razón debemos trabajar, esforzarnos, por alimentarnos con la Eucaristía, el Pan Vivo bajado del cielo, que sacia nuestra hambre espiritual de Dios Trino y nos comunica de modo incoado la Vida de la Trinidad y así nos prepara para la vida del Cielo.

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