lunes, 16 de diciembre de 2013

La genealogía de Jesucristo, modelo del nacimiento del cristiano por la gracia


         A pesar de estar constituido por un párrafo en el que aparentemente solo hay un listado de nombres, el Evangelio de la genealogía de Jesucristo posee una enorme riqueza porque nos revela que Jesús, el Hombre-Dios, no solo no fue un ser mitológico, sino que tuvo una ascendencia verdadera, real, que se remonta no solo hasta los descendientes de David, sino hasta el mismo Abraham.
         Además, le da a Jesús el nombre de “Cristo”, que significa “ungido”, expresión con la que se designaba al rey anunciado por los profetas, a quien también se lo llamaba “Hijo de David” y aunque la genealogía no prueba la mesianidad de Jesús, sí prueba que Jesús cumple los requisitos para ser el Mesías, porque prueba que posee una estirpe israelita que se puede rastrear no solo hasta el rey David, sino incluso hasta Abraham. También se prueba, por la genealogía, que Jesús posee ascendencia real por parte de José y, aunque no se dice nada acerca de la rama femenina de la genealogía, Jesús además posee ascendencia real por parte de la Virgen, ya que María es también descendiente de la familia de David.
         El Evangelio del árbol genealógico de Jesús demuestra entonces que Él fue un hombre real, nacido en el tiempo -motivo por el cual se pueden rastrear sus ancestros humanos, como sucede con todo hombre- y que vivió en un momento determinado de la historia humana. Es decir, se prueba la condición humana de Jesús, pero como Jesús es el Hombre-Dios, se necesita también que se afirme su condición divina, lo cual está afirmado, si bien implícitamente, porque cuando llega a José, no dice: “José engendró a Jesús” –como tendría que decir si José fuera el padre “real” y no meramente adoptivo de Jesús, y como tendría que decir si Jesús fuera un hombre como todos los demás-, sino que dice de José que fue “esposo de María”, de la cual “nació Jesús”, con lo cual si bien afirma que José es esposo legal de María, no dice que fue su padre humano. Es decir, se afirma el matrimonio meramente legal de José y María, pero no se dice que José haya engendrado a Jesús, con lo cual se revelan implícitamente tres hechos fundamentales de la fe católica: la condición de José como esposo solamente legal de María; la condición de María como Madre de Dios, y la condición de Jesús, Mesías, como Segunda Persona de la Santísima Trinidad encarnada en una naturaleza humana.
Pero hay otra enseñanza que nos deja este Evangelio y es que, además de la genealogía de Jesucristo, está anticipado y prefigurado el nacimiento, por la gracia, del cristiano, como hijo adoptivo de Dios.
La genealogía revela la ascendencia humana de Jesús, Hijo Unigénito del Padre, que se encarnó y se hizo hombre sin dejar de ser Dios, para que el hombre, por la gracia, se hiciera Dios, y es esto lo que hace la gracia santificante, porque la gracia convierte al hombre, de ser humano, en hijo adoptivo de Dios; por la gracia, el hombre se convierte en Dios sin dejar de ser hombre.
La genealogía revela que Jesús es descendiente del rey David; por la gracia, el bautizado es hecho partícipe de la reyecía de Cristo Rey y así es convertido él mismo en rey, de estirpe celestial.
La genealogía revela que en Jesús se cumplen todas las promesas hechas por Dios a Abraham; por la gracia, el hombre recibe en su alma todas las bienaventuranzas prometidas por Jesús.
La genealogía revela que Jesús es Hijo de la Virgen y que es solamente hijo adoptivo de San José, porque su Padre es Dios Padre eterno, quien es el que lo engendra desde la eternidad; por la gracia, el alma nace del seno eterno del Padre, porque se hace partícipe de la filiación divina de Dios Hijo, y tiene a María por Madre, porque es adoptado como hijo por la Virgen al pie de la Cruz.
La genealogía revela que Jesús, Dios Hijo, adquiere para sí un cuerpo humano para entregarlo luego como sacrificio agradable al Padre en la Cruz, para luego resucitar y así cumplir su misterio pascual salvífico; por la gracia, el hombre participa de la divinidad, la cual glorificará su cuerpo y su alma cuando el hombre se una al sacrificio redentor de Cristo y sea así hecho partícipe de su misterio pascual de muerte y resurrección.

Como vemos, lejos de ser un pasaje en el que simplemente se mencionen nombres, el Evangelio de la genealogía de Jesucristo no solo muestra su ascendencia real y su condición de Mesías y Hombre-Dios, sino que muestra nuestra propia genealogía, porque por el bautismo fuimos hechos hijos adoptivos de Dios y hermanos de Jesús, al ser injertados en el Cuerpo Místico del Rey Mesías. Y puesto que la genealogía que adquirimos por la gracia, es de origen celestial, no solo está contenida en ella nuestra ascendencia, sino también nuestro destino eterno.

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