miércoles, 6 de enero de 2016

Infraoctava de Navidad 3 - El Padre adoptivo



         San José es el varón santo y justo que destaca por sobre todos los varones santos y justos por su pureza, su castidad y su santidad. Pero también destaca porque es el elegido por la Trinidad beatísima para ser el reemplazante de cada una de las Tres Divinas Personas en la tierra: es elegido por Dios Padre, para que continúe y prolongue en la tierra la paternidad celestial que Él ejerce por haber engendrado al Verbo Unigénito desde la eternidad: Dios Padre quiere que San José, ejerciendo la paternidad adoptiva con su Hijo Unigénito, sea para Dios Hijo su imagen viviente y su recuerdo permanente, de manera que Dios Hijo, al ver a San José, vea reflejado al Padre Eterno; Dios Hijo lo elige para que sea su padre adoptivo, de manera de ver reflejado en San José, en tanto lo permiten los límites de la naturaleza humana, a su Padre Dios, para amarlo con el mismo Amor con el que ama a su Padre celestial, el Espíritu Santo: en otras palabras, Dios Hijo, engendrado por el Padre desde la eternidad, quiere que San José sea su padre adoptivo en el tiempo, para ser criado y educado por él en su naturaleza humana y así poder amarlo con el Amor de Dios, el Espíritu Santo; Dios Espíritu Santo, Esposo de María Santísima, elige a su vez a San José, para que sea una prolongación de su divina esponsalidad, siendo para María Santísima un esposo casto, puro, amable y respetuoso, que la ame en su condición de esposo meramente legal, con el Amor Santo de Dios. Por último, la Trinidad en su conjunto elige a San José para que sea el Jefe de la Sagrada Familia de Nazareth, de manera que,  con su trabajo terreno, sea instrumento de la Divina Providencia, que asiste en toda necesidad a la Madre y al Hijo. Por todo esto, la santidad de San José, varón casto, puro y santo, excede, con mucho, la santidad de los más santos entre los santos.

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