"Jesús
bendijo y multiplicó panes y peces” (cfr. Jn
6, 1-15). Jesús realiza el milagro de multiplicar panes y peces y así alimenta
a una multitud de unas diez mil personas. Este milagro es, junto a otros
similares, demostrativo del poder divino de Jesús, es decir, indica que Jesús
es quien dice ser: Dios Hijo en Persona. Es un milagro asombroso, puesto que
implica la creación, a partir de la nada, de la materia –los átomos, las
moléculas-, tanto de los panes como de los peces. No se trata, como afirman
algunos intérpretes protestantes, de que Jesús realiza el “milagro” de
despertar en todos la generosidad y así todos comparten con todos el alimento
que llevan. Interpretar de esta manera el milagro, es contradecir a la Palabra
de Dios y es negar el sentido del milagro, que es demostrar la divinidad de
Jesús y es negar el milagro mismo.
Además
de demostrar la divinidad de Jesús, el milagro tiene otro sentido y es el de anticipar
y prefigurar otra multiplicación, de otro alimento, pero para alimentar no ya
el cuerpo, sino el alma: el milagro anticipa la multiplicación sacramental del
Cuerpo y la Sangre de Jesús, realizada por Él, Sumo y Eterno Sacerdote, por
medio de sus sacerdotes ministeriales, en cada Santa Misa, para alimentar no ya
a una multitud de diez mil personas, sino a cientos de millones de personas, no
en el cuerpo, como dijimos, sino en el alma, porque la Eucaristía es
principalmente alimento del alma, la cual se nutre con la substancia divina del
Cordero de Dios, oculto en apariencia de pan.
Jesús
multiplica panes y peces y si los Apóstoles y la multitud se pueden considerar
afortunados porque contemplan en persona el milagro y además son alimentados en
sus cuerpos por los panes y los peces, nosotros podemos considerarnos
infinitamente más afortunados, porque en cada Santa Misa, Jesús realiza un
milagro infinitamente más grandioso que multiplicar panes y peces y es el de
convertir el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre, para alimentar nuestras
almas con la misma substancia divina, contenida en la Eucaristía y oculta en
apariencia de pan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario