“Genealogía
de Jesucristo” (Mt 1, 1-17). ¿Qué
sentido tiene insertar una larga lista de nombres, indicativos de la
ascendencia de Jesucristo? Tiene un doble sentido: por un lado, corrobar, por
la historia humana y al modo como lo hacen los humanos, la existencia en la
historia y en el tiempo de Jesús de Nazareth, de manera que nadie pueda decir
que Jesús “no existió” o que fue un personaje inventado por las primeras
comunidades cristianas; por otro lado, sirve para enmarcar, en el tiempo y en
el espacio, el ingreso, desde la eternidad, del Hijo de Dios, porque Jesús es
Hombre según la naturaleza humana, pero es Dios según la Persona Divina del
Hijo de Dios.
Entonces,
insertar la lista de ancestros de Jesucristo tiene este doble propósito, uno
humano y temporal y otro divino y celestial: corroborar, con datos históricos,
la existencia en el tiempo de Jesús de Nazareth, descartando de plano la
posibilidad de que sea un personaje inventado o inexistente; por otro lado,
corroborar, con exactitud, el inicio de la plenitud de los tiempos –los últimos
tiempos de la humanidad-, tiempos que comienzan con la Encarnación del Verbo y
con el Nacimiento de Jesús de Nazareth en Belén.
“Genealogía
de Jesucristo”. La larga lista de ancestros de Jesús tiene entonces la
intención de corroborar nuestra fe en Jesús como Hombre perfecto, cuya
ascendencia humana puede rastrearse genealógicamente, tal como lo puede hacer
cualquier hombre de la tierra, y al mismo tiempo nos corrobora el dato de que
Jesús de Nazareth es Dios Hijo encarnado, que ha venido para salvarnos y
conducirnos al cielo por medio de su Santo Sacrificio en Cruz, renovado cada
vez, sacramentalmente, en la Santa Misa.
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