jueves, 10 de diciembre de 2020

“Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído"

 


“Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio” (Lc 7, 19-23). Juan el Bautista envío a dos de sus discípulos para que le pregunten a Jesús si Él es el Mesías, o si deben esperar a otro. Jesús no les responde directamente, sino indirectamente, enumerando los milagros que Él hace –curar paralíticos, sanar a leprosos y sordos, resucitar muertos- y finalizando con su actividad evangelizadora: “a los pobres se les anuncia el Evangelio”. Con esta respuesta, es evidente que Jesús responde afirmativamente, es decir, dice que sí es Él el Mesías esperado, porque esas obras que hace Él, no las hace en cuanto hombre santo a quien Dios acompaña con su poder, sino que las hace en cuanto Hombre-Dios, que despliega su poder divino, un poder que está en su Ser divino y que Él dispone de la manera que quiere y cuando quiere. En otras palabras, las obras que hace Jesús sólo las puede hacer Dios; entonces, si Jesús se auto-proclama Dios y hace obras que sólo Dios puede hacer, entonces es Dios en Persona, tal como Él lo dice. De otra manera, si no hiciera estas obras divinas, sería sólo un falso profeta, como los falsos profetas y falsos cristos que han aparecido a lo largo de la historia y que continúan apareciendo en nuestros días.

Ahora bien, si las obras que hace Jesús son una confirmación de que Él es el Mesías y Dios Hijo encarnado, el anuncio que Él hace del Evangelio, es una obra que sólo el Mesías y Dios puede hacer: anunciar a los pobres el Evangelio. “Anunciar a los pobres el Evangelio” no hace referencia sólo a los pobres materiales, sino ante todo a los pobres espirituales, los que están privados de la riqueza de la gracia y anunciar el Evangelio significa revelar a los hombres el plan de salvación puesto en marcha por la Trinidad con la Encarnación del Verbo y sellado luego con el sacrificio del Cordero en la Cruz del Calvario. Ésta sí que es una noticia que sólo el Mesías Dios podía dar, porque es un plan del Padre y “sólo el Hijo conoce al Padre” y “el Hijo habla de lo que el Padre le dice” desde la eternidad.

“Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio”. Si aplicamos esta respuesta a la Iglesia, tendremos como revelación que así como Cristo es Dios y Mesías, así la Iglesia Católica es la Única Iglesia del Dios verdadero, porque sólo Ella obra, con el poder participado de Cristo, la sanación de los enfermos con la gracia santificante y sólo Ella anuncia a los hombres, a toda la humanidad, que Cristo es el Mesías esperado. Y si nosotros vemos y oímos que sólo la Iglesia Católica es la Iglesia verdadera, entonces eso es lo que debemos comunicar al mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario