domingo, 27 de diciembre de 2020

Solemnidad de la Epifanía del Señor

 



(Ciclo B – 2021)

         En esta fiesta, la Iglesia Católica en Occidente celebra la revelación de Jesús a los paganos. En efecto, “epifanía” significa “manifestación” y en el sentido que le da la Iglesia, es en relación a la manifestación de Jesús en cuanto Dios, a los hombres. Es decir, Jesús aparecía ante los ojos de los demás, como un hombre más entre tantos –de hecho, sus contemporáneos lo llamaban “el hijo de José, el carpintero”, o “el hijo de María”-, pero en ciertas ocasiones, Jesús se manifestaba exteriormente como lo que Es interiormente, es decir, como Dios Hijo encarnado. Así, por ejemplo, Jesús manifiesta su gloria divina en el Jordán, en el momento de su Bautismo y también lo hace en las bodas de Caná, al convertir el agua en vino, haciendo un milagro que sólo Dios podía hacer y, al poco tiempo de nacer, se manifiesta como Dios a los Reyes Magos. La Epifanía que celebra la Iglesia es, precisamente, esta manifestación divina de Jesús ante los Reyes Magos y es el símbolo del reconocimiento, por parte de los paganos -representados en los Reyes Magos-, de que Cristo es Dios y es el Salvador de la humanidad[1].

         Para entender un poco más la Epifanía, recordemos qué era lo que festejaban los paganos en este día: ellos festejaban un acontecimiento solar, el solsticio de invierno[2], esto es, el simple hecho de que el sol, comenzaba a dar más luz y por lo tanto, más calor, debido a que el invierno comenzaba a disminuir, haciéndose los días más largos y las noches más cortas y también disminuyendo en consecuencia el frío y la oscuridad. En otras palabras, para los paganos era celebrar el mero acontecer de la posición de la tierra en relación al sol, el cual comenzaba a dar más calor y más luz y así en la tierra al mismo tiempo disminuían las tinieblas.

         Es la Iglesia la que le da un sentido real y sobrenatural a esta celebración, ya que la Epifanía que celebra es un acontecimiento no de orden cosmológico, sino sobrenatural, celestial y divino, en el que el Verdadero Sol de justicia, que es Cristo, el Niño Dios nacido milagrosamente en Belén, más que acercarse a la tierra, como lo hace el sol estrella, ingresa en la historia, el tiempo y en la tierra de los hombres; Dios, que es Sol de justicia y Luz y calor de Amor Divino, ilumina a las almas humanas, inmersas en las tinieblas del pecado y les da el calor del Divino Amor a los corazones de los hombres, oscurecidos por el pecado y envueltos en la dureza de corazón, en el odio y en el desamor. Al nacer, el Divino Sol, Jesucristo –que como Dios, es Luz y calor de Amor divinos-, encarnado en la naturaleza humana y apareciéndose como un Niño recién nacido, deja resplandecer la luz de su gloria divina y se manifiesta al mundo, que yacía envuelto en las tinieblas del paganismo y es ese paganismo, al cual se manifiesta Jesús, Luz del mundo, el que está representado en los Reyes Magos. En este sentido, la adoración de los Reyes Magos representa la conversión del mundo pagano y por lo tanto de la oscuridad y tinieblas que caracterizan al paganismo, a la Luz Eterna de Dios que resplandece a través de la Humanidad Santísima del Niño de Belén.

         Así como los Reyes Magos, guiados por la Estrella de Belén, acudieron al Pesebre para adorar a Dios Niño que se manifestaba con la luz de su gloria divina y se postraron ante su Presencia, presentándole en homenaje los dones de oro, incienso y mirra, así nosotros, guiados por la Estrella de Belén viviente, la Virgen María, acudamos al altar eucarístico para adorar a ese mismo Dios hecho Niño, que se manifiesta con la luz de su gloria, a los ojos del alma, en la Eucaristía y nos postremos ante su Presencia Eucarística, presentándole el homenaje de la adoración –representada en el oro-, de la oración –representada en el incienso- y de las obras de misericordia –representadas en la mirra-. Adoremos a Dios en su Epifanía Eucarística, así como los Reyes Magos adoraron a Dios Niño en la Epifanía de Belén.



[2] “Astronómicamente, puede señalar ya sea el comienzo o la mitad del invierno del hemisferio”; cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/Solsticio_de_invierno

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