(Domingo
I – TN - Ciclo B – 2020)
En el mundo postmoderno que nos toca vivir, caracterizado
por el ateísmo, el agnosticismo, el gnosticismo, el esoterismo, el materialismo
y el relativismo, el hombre se cree en el derecho de re-definir la realidad que
lo rodea. Así, por ejemplo, re-define, a través de la ideología de género, lo que
significa ser varón y ser mujer, invirtiendo los roles, por ejemplo; o también,
redefine lo que es la familia humana, inventando todo tipo de combinaciones
posibles y llamándolas a todas “familia”. Sin embargo, hay un solo modelo de
familia, aquella constituida por el padre-varón, la madre-mujer y el hijo,
fruto de ese amor esponsal. No hay ningún otro modelo de familia y aun cuando
el mundo postmoderno invente todo tipo de familia, la única familia es la
familia diseñada por Dios Trinidad desde la eternidad y el ejemplo y modelo,
para toda familia humana, pero sobre todo para los católicos, es la Sagrada
Familia de Nazareth.
Veamos
brevemente las razones por las cuales la Sagrada Familia de Nazareth es modelo
para toda familia humana. Ante todo, en esta Familia Santa, todos y cada uno de
sus integrantes es santo y todos los momentos de esta Familia están
santificados y se dirigen, desde la tierra, hacia la eternidad. Es decir, esta
Familia, si bien vive en el tiempo y en la historia y en un lugar determinado,
Palestina, todos saben que esta vida terrena es pasajera y que es sólo una
prueba para llegar a la Vida divina en los cielos, la Vida del Reino de Dios.
Por esto, si bien se ocupan de las cosas cotidianas, en esas mismas cosas
cotidianas, tienen en la mente y en el corazón el deseo de alcanzar cuanto
antes la maravillosa vida del Reino celestial.
El
Padre de esta familia es modelo y ejemplo para todo padre de familia que desee
ser santo y que desee santificarse en su condición de jefe de familia, de
esposo y de padre. Como jefe de familia, San José es trabajador incansable, que
procura el pan de cada día para su Esposa y para su Hijo, con su humilde
trabajo de carpintero. Para con su Esposa, San José es esposo atento, amable,
respetuoso y aunque jamás llevaron vida propiamente marital, puesto que San
José era sólo el esposo legal de la Virgen y sólo la trató como un hermano
trata a su hermana, fue esposo verdadero en el sentido de que trabajó
incansablemente para proporcionarles el pan de cada día y además, en los
momentos de peligro, como cuando amenazaron de muerte a su Hijo Jesús, guiado
por Dios y su Ángel, fue el que condujo a la Sagrada Familia a Egipto, a un
lugar seguro; luego, fue el que la trajo de regreso a Nazareth y ya instalados
allí, continuó con la función de esposo legal de María y de Padre adoptivo de
Jesús, hasta su muerte. Precisamente, por morir San José entre los brazos de
Jesús y María, es el “Patrono de las almas que parten”, es el “Patrono de la
Buena Muerte”.
La
Madre de esta familia, María Santísima, es modelo y ejemplo para toda madre que
desee santificarse, como esposa y como madre. Si bien María Santísima fue, es y
será Virgen, porque no hubo relación marital con San José, con quien el trato
siempre fue como el de buenos hermanos, la Virgen se comportó siempre como
esposa atenta, respetuosa de su esposo, ocupándose de las labores del hogar,
teniendo siempre preparada la comida para su esposo que volvía de trabajar,
ayudándolo en su tarea de educar a su Hijo Dios, Jesús, y siendo de sostén y
apoyo moral y espiritual en los momentos difíciles, como la Huida a Egipto, o
como cuando Jesús se extravió tres días en el Templo, en Jerusalén, y
proporcionando a San José la alegría de saber que tenía una esposa fiel y
santa, además de darle la alegría más grande que una esposa puede dar a su
esposo, y es la de dar a luz al Hijo de Dios, Cristo Jesús, para que San José,
como Padre adoptivo, lo criara con todo el amor de padre.
El
Hijo de esta Familia Santa, Jesús, es la Santidad Increada en Sí misma, es
decir, por Él es santo todo lo que es santo: es por sus méritos, logrados en el
Santo Sacrificio de la Cruz, que su Madre tuvo el doble privilegio de ser
Virgen y de ser Madre de Dios, además de Llena de gracia; es por sus méritos en
la Cruz, que su Padre adoptivo en la tierra, San José, tuvo la gracia de ser un
varón santo, casto y justo. El Niño Jesús es el modelo para todo niño y para
todo joven que desee santificarse cumpliendo el Cuarto Mandamiento: “Honrarás
padre y madre”, porque el Niño Jesús, aun siendo Dios Hijo como era, vivió
sujeto a la autoridad de sus padres terrenos, la Virgen y San José, siendo
modelo ejemplar en la obediencia a sus padres y en toda clase de virtudes, sin
darles nunca ni el más ligero motivo de tristeza o desencanto. El niño o joven
que desee ser santo en su condición de hijo, no tiene más que hacer que
contemplar al Niño Jesús e imitarlo en su trato diario con sus padres terrenos,
la Virgen y San José.
Por
todos estos motivos, la Sagrada Familia de Nazareth no sólo es el único modelo
posible de familia para la humanidad entera, sino también el único modelo de
santidad y además de modelo, Fuente de santidad para toda familia que desee ser
santa.
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